Hoy en día podemos ver como una actividad normal y rutinaria el uso del móvil. Incluso como una necesidad. Y eso no está del todo equivocado. Vivimos en una era donde es casi indispensable estar comunicados a través de nuestros teléfonos móviles, navegar por la red, leer noticias, etc. El problema del uso del móvil aparece cuando se trata de un uso inconsciente del mismo y más aún cuando se convierte en una adicción.
El trastorno psiquiátrico de adicción a los móviles se le denomina “nomofobia”, y suele presentarse mayormente en los jóvenes. ¿Por qué? Pues, recuerda qué generación creció con tecnología móvil en manos, y muchos avances más, los conocidos “nativos digitales”. En promedio, un adolescente invierte más de seis horas al día en su móvil, más del 80% duerme con su teléfono al lado y la mayoría lo revisa en promedio unas 150 veces a lo largo del día.
Por qué se considera una adicción
¿Por qué se habla de “adicción” y no un exceso de su uso?
Esto se puede aclarar con el concepto general de las adicciones: “Se forman cuando una conducta pasa a ser repetitiva y al realizarla nos causa placer, mayormente realizada para aliviar una situación de incomodidad o problemas emocionales”. Es decir, conducta repetitiva seguida de placer. Por lo que tener una conducta de revisar, por ejemplo, más de 150 veces al día el móvil y si al hacerlo la persona se siente complacida podría tratarse de adicción al móvil.
Por su parte, cuando se trata del móvil, entra en la categoría “adicción sin droga”. Siendo esta una de las principales razones por la que se diferencia de las drogas que se mencionan más comúnmente.
Por qué se vuelve adictivo el móvil
A pesar de que el uso del móvil no requiere sustancias exógenas que entren al cuerpo para crear una dependencia o adicción, sí se liberan sustancias endógenas propias del organismo, que se encargarán de volver el estímulo (la acción de utilizar el teléfono) en una adicción. Estas sustancias son las hormonas, específicamente la dopamina, mejor conocida como la hormona de la felicidad o el placer.
Cada vez que aparece un estímulo que les genera emoción en el cerebro, como por ejemplo la entrada de un mensaje al móvil, se libera dopamina (porque estamos haciendo algo que catalogamos como “positivo”). Y esta hormona causa sensaciones agradables en su organismo, está feliz y complacido, lo que vendría siendo la recompensa, convirtiéndolos con las repeticiones, dependientes de esto.
Psiquiátricamente hablando, cualquier actividad que incluya una recompensa (como en este caso, el estado de placer y felicidad al estar en el móvil, recibir o mandar mensajes) puede convertirse en niveles potenciales adictiva.
En qué se diferencia de otras adicciones
Las drogas tienen efecto en el cerebro liberando aún más dopamina, una sobreproducción, y también impidiendo su eliminación, por lo que queda en el organismo un exceso de la hormona del placer. Por su parte el uso del móvil no tiene un efecto en la sobreproducción directa de dopamina, sino que inconscientemente los jóvenes buscan exponerse más al uso del móvil porque ya su cerebro registró que aquello les causa placer, es aquí cuando se vuelve una adicción. El cerebro quiere más y más dopamina, y busca la acción que causa su liberación, una y otra vez hasta que se convierta en una conducta repetitiva, y por lo tanto en una adicción.
Efectos de ser adicto al móvil
A pesar de ser un mecanismo diferente al de las drogas, se comprobó que los adolescentes que utilizan su móvil constantemente presentan comportamientos similares al de una persona drogadicta, como por ejemplo: agresión, aislamientos, depresión, déficit de atención y agitación.
Otras consecuencias de la adicción del móvil en los jóvenes son:
- Alteración del estado de ánimo.
- Problemas de comunicación.
- Riesgos de establecer contacto con desconocidos que pueden tener malas intenciones.
- Decaída en el desempeño escolar.
- Desórdenes alimenticios.
- Dolores de articulaciones y ojos.
Cómo ayudar a nuestros adolescentes
Eliminar por completo el uso del móvil no es lo más adecuado, primero por la necesidad en cuanto a utilidad que hoy en día tiene, y segundo, es más acertado enseñar al joven a cómo utilizarlo de forma responsable y consciente; ayudarlo a controlar sus conductas. Lo más recomendado es asistir a terapias, en algunos casos no sólo para el joven sino también se podría tratar de consultas familiares, debido a que en muchos casos la adicción del adolescente al móvil se convierte en problemas familiares. Contacta con nosotros y te ayudaremos